lunes, 7 de septiembre de 2009

Sobre el amor y sus espejismos.

Por todos vivido, por muchos sufrido, por algunos añorado y por pocos padecido, al amor, dedico este escrito.

Michel Quoist, en su libro “Triunfo” nos entrega, lo siguiente:
“A lo largo del camino que lleva al amor, muchos se detienen seducidos por sus espejismos:
Si sientes palpitar fuertemente el corazón ante tal o cual persona, esto no es amor sino sensibilidad.
Si te “dejaste prender” por su poder o en su encanto; si, seducido, “te abandonas”, no es amor sino una rendición.
Si, turbado, te extasías ante se belleza y la contemplas para gozar de la misma; si su espíritu te parece distinguido y buscas el placer de su conversación, no es amor sino admiración.
Si quieres a toda costa conseguir una mirada, una caricia, un beso; si estás dispuesto a todo para tenerla en tus brazos y poseer su cuerpo, no es amor; es un deseo violento nacido de tu sensualidad.
Amar no es sentirse emocionado por otro, sentir afecto sensible por otro, abandonarse a otro, admirar a otro, desear a otro, querer poseer a otro.
Amar, en su esencia, es entregarse a otro y a los otros”.

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